Y me estoy callando, y me estoy callando y…¡exploto!. Y así comienza la tradicional discusión familiar de navidades, para muchas familias.
Y es que a pesar de ser fechas muy importantes a nivel familiar y de amistad, conllevan ciertas responsabilidades, preparativos y compromisos que no todos adquirimos de la misma manera.
Todas las personas formamos parte de un sistema (en este caso nuestra familia o amigos). Cuando uno o varios de los miembros no hacen lo que se espera de ellos en cierta situación, todo el grupo se resiente y empiezan los conflictos.
Veamos está conversación de veinte miembros de WhatsApp:
En este pequeño texto, ocurren cosas muy típicas y muy difíciles de gestionar si se quiere evitar un conflicto: “
Hay negación de responsabilidad («que lo prepare mamá»), faltas de compromiso por parte de la mayoría de los miembros (silencios y falta de feedback), generalizaciones (los usos de «siempre”, “nunca”, “todo”, “nada”…) estas palabras son muy perjudiciales e imprecisas no solo a nivel de comunicación, sino también de autoestima. Hay exigencias («Vamos todos a un restaurante y lo pagamos»). Adivinación del pensamiento(«Eso no le hace sentir bien a ella, así que no»). Consejos moralistas («Trabaja que es lo que deberías hacer (…)»).También en el texto hay justificaciones, y los enigmáticos, imprecisos e inapropiados: “Tú lo que deberías…”; críticas, juicios y silencios incómodos. En fín, un cóctel indigesto para la comida o cena de navidades.
COSAS A EVITAR PARA MEJORAR LA COMUNICACIÓN:
- Momentos inapropiados.
- Los usos de palabras extremistas: Todo, nada, siempre, nunca…
- Generalizaciones excesivas: «Yo soy la única que tiene cabeza en esta familia».
- Magnificación/Minimización:
- “Es que esta familia siempre está en paro y toda la vida la vamos a tener que pagar las cosas”.
- “El bizcocho lo más probable es que no les guste porque no es muy grande”.
- Enunciados “Debería”: “Debería cocinar mámá”; “deberías trabajar más”.
- Etiquetación: “Lo que eres es una vaga”; “eres una egoísta”.
- Sarcasmo: “ Si les tenemos que pagar todos los años, mejor me pago un viaje a las Bahamas”.
- Justificaciones: “Puff…¡Imposible!. Si me lo hubieses dicho antes…».
- Juicios moralistas: “Con esa actitud, seguro que eres un padre nefasto.” (Mezcla temas, y además no tiene fundamentación).
- Evitar hablar del tema: El resto de miembros en nuestra conversación.
- No escuchar
- Reproches y mensajes “Tú”:”Tú lo que eres es un irresponsable”.
- Quejas: Atribuir al otro las causas de nuestro estado de ánimo. “Me tienes harto”; “Tenemos que pagar todos las consecuencias”.
Cuando echamos la culpa al otro, lo habitual es que el otro se ponga a la defensiva y, o contraataque, o se sienta herido en su amor propio. La descalificación, la crítica, los mensajes dobles o incongruentes, los sarcasmos no facilitan una comunicación efectiva. Pero en cambio si cambiamos el lenguaje, podemos cambiar el escenario de la discusión y por tanto el resultado.
Veamos el mismo grupo de Navidad, con otro lenguaje:
El resultado es completamente distinto. ¿Verdad?
CAMBIANDO EL LENGUAJE
- Escuchar: La escucha es efectiva cuando hemos entendido lo que el otro nos quiere decir y cuando el otro se da cuenta de que ha sido así.
- En el lenguaje oral: mirar a la cara, a los ojos, es importante para establecer una buena comunicación.
- En el escrito(tipo WhatsApp): contestar de alguna forma, con frases cortas, emoticonos…
- Ser muy específico en la narración de los hechos: No es lo mismo: “ya quedaremos para ayudar” que “El 25 de diciembre quedamos a las 12.00 de la mañana para ir preparando la comida”. La segunda no da lugar a errores en la comunicación.
- Utilizar “yo” y “nosotros” en vez de “tú”. Cuando hablo desde el yo, no hago daño a nadie, no juzgo, ni crítico, solo expreso como me siento yo: Por ejemplo: “Tú eres un egoísta que siempre cargas tú trabajo a los demás” a “No me siento bien, si asumo toda la responsabilidad y no es compartida por igual”.
- Expresar nuestras necesidades de una manera efectiva. Si no decimos lo que necesitamos, las personas no pueden adivinar lo que nos pasa por dentro. Se trata de decir “ necesito…” que no es lo mismo que decir “necesito que tú…”. No es lo mismo decir “ yo necesito comprensión” a “necesito que tú cambies”. En la primera frase iniciamos un diálogo de apertura y en la segunda la cerramos.
- Peticiones y no exigencias: Cuando le preguntas a una persona algo , cuya contestación puede ser si o no. Hay que asumir las dos respuestas. De lo contrario no estamos pidiendo sino exigiendo. Las peticiones deben ser acordes al momento actual, concretas, en lenguaje positivo y factibles.
Y con estos pequeños trucos nos despedimos. RECORDAD: Los conflictos bien gestionados son una fuente de aprendizaje. Y aprovechamos para daros las gracias por este casi año con vosotros y desearos a todos FELICES FIESTAS.
Por Nuria Carpeño. Cofundadora de eCreciendo.